Una de las experiencias más positivas que se
pueden tener como profesor es realizar alguna vez, un periodo de observación (“jobshadowing”) en
un centro educativo en el extranjero, siempre que nuestro centro participe en
movilidades del profesorado en el marco de un proyecto Erasmus+.
Lo que resultó más dificultoso en mi caso,
fue encontrar un centro de acogida, pues tras varios meses de haber contactado con unos 40 centros de Bélgica y
Francia, finalmente recibí un email de
Rosa Olid, una profesora de español del Lycée Sainte-Marie Bastide que contactó
conmigo gracias al correo que yo había enviado previamente a su director Gilles
Valade, mostrando mi interés en realizar un jobshadowing, tuvimos que cuadrar
el periodo más conveniente tanto para mí como para ellos y al final se decidió
que tuviera lugar del 17 al 23 de mayo.
Se trata de un centro concertado situado en
el barrio de Bastide, muy cerca del famoso puente de piedra, uno de los
símbolos arquitectónicos de la capital de Aquitania, sexta ciudad más poblada
de Francia y resulta ser un complejo con varios edificios en donde se imparten
enseñanza infantil, primaria, secundaria y BTS (enseñanza técnica superior).
En este instituto francés se le da una gran importancia a
las lenguas extranjeras y más concretamente al español, pues tienen varios
intercambios con centros de España y Costa Rica. La mayoría de los profesores de español son nativos.
Durante esos 5 días asistí a un total de 22 periodos lectivos de 55 minutos cada uno, distribuidos
en las siguientes materias: español, francés, inglés y una clase de historia y
los cursos fueron en su mayoría en el equivalente a 4º ESO y 3º ESO, algunas
clases de 1º y 2º de Bachillerato y una clase en 5º de primaria, pues en
Francia se estudia en Collège desde los 11 años que es cuando empieza la
secundaria.
Los alumnos de este centro no estudian con
libros de texto, sino con una tablet que deben llevar a clase y siempre
mediante una aplicación específica, a la
que acceden mediante una contraseña se encuentra todo el material necesario
para seguir las clases.
También los profes tienen ese material y
además acceden al ordenador situado en cada aula mediante contraseña para
proyectar automáticamente sobre las tablets de los alumnos y sobre la pizarra
general los contenidos que estima oportunos.
Todas las clases a las que asistí contaban
con unos 30-36 alumnos en el lycée pues
se trata de secciones bilingües, los alumnos de español en el collège son menos
numerosos y no todos los grupos son bilingües.
Uno de los aspectos que más me llamaron la
atención, fue el alto nivel de disciplina en el centro, todos los alumnos deben
llevar obligatoriamente un cuadernillo llamado “carnet de correspondance”, en el que se establece
el reglamento de régimen interno, así como todas las ausencias, anotaciones y sanciones que los
profesores imponen al alumnado y que los padres deben firmar obligatoriamente.
Las clases comienzan a las 8:15 de la mañana,
tras 2 periodos lectivos tiene lugar el recreo de 20 minutos, luego continúan con
2 periodos lectivos más, posteriormente las clases terminan porque a las 12:15
los alumnos y los profesores van al comedor, las clases se reanudan a las
13:35, tras 2 clases lectivas, a las 15:25 hay un descanso de 15 minutos, tras
el cual se vuelven a retomar las clases por otros 2 periodos más hasta que
finalizan las clases a las 17:30. Los miércoles los alumnos solo tienen clase
hasta las 12:15, no hay clase por la tarde. Las clases tienen lugar de lunes a
viernes.
Todos los profesores fueron muy amables,
sobre todo las profesoras de español, asistí a las clases como mero observador de las mismas,
solo participé en clases de español para ayudar a algún alumno o cuando se me solicitó
ayuda para disipar algunas dudas sobre la lengua española, también participé en una prueba como profesor
ayudante en una clase de inglés en 2º de Bachillerato.
Como ya comenté en este blog en un post
anterior, dada la experiencia tan positiva que ha supuesto para mí, recomiendo
a todos aquellos profesores que tengan la oportunidad de participar en una
movilidad de este tipo, que no duden lo
más mínimo en hacerlo.